viernes, 27 de marzo de 2009

No te escondas, eres libre

Promueve la república francesa que el hombre es libre, fraterno e igual. Bonito, si no fuera porque la última, la igualdad, es una imposibilidad desde que nacemos hasta que morimos. Por tanto, utopía.

Bien, centrémonos en la libertad, aquello que anhelamos, como la felicidad, durante toda la vida. Entendemos, entonces, que la libertad es aquello que no entendemos. Por tanto, ¿cómo definirla? Intentémoslo con un cuento. Pero antes, una cuestión clave : ¿es lo mismo escoger que elegir? No, claro.

Cada día una hormiga iba a buscar unos granitos de trigo cerca de su cobijo. Era lo que estaba más cerca, lo más seguro y lo que sus padres le obligaban a hacer. Así se pasó años y años en busca del maldito trigo con el que se alimentaba. Un trigo con el que no se sentía libre. ¿Por qué? Porque ella quería arroz por encima de todo. Porque era lo que más deseaba en este mundo, pero nunca lo tuvo. ¿Por qué¿ Porque no quiso ser libre. Sí lo era, pero no quiso. No quiso porque sus padres le daban la opción de escoger entre el trigo o morirse de hambre y ella, lógicamente, escogía trigo. Pero si hubiera usado su libertad, es decir, si hubiera elegido, se hubiera alimentado a base de arroz. Al final, la hormiga, que jamás comió arroz, murió con la sensación de que nunca fue del todo libre.

¿Cómo relacionamos libertad con escoger y elegir? Fácil. Somos libres de nacimiento, por tanto, podemos elegir desde que nacemos. Es decir, podemos luchar por aquello que creemos que es mejor, y no sólo por aquellas opciones que nos ofrecen. ¿Y por qué no elegimos? Porque somos tan débiles que ponemos en manos de la vida nuestro porvenir, nuestra libertad y, en definitiva, nuestra vida, por eso intentamos siempre escoger entre la mierda que nos dan, y no elegir el oro que queremos. ¿Que qué necesitamos para elegir en vez de escoger? Pues voluntad.

jueves, 26 de marzo de 2009

El somriure de la vida

Un nét li preguntà un dia al seu avi, mentre el sol ja s’amagava en ple estiu, per quina raó aquell arbre que tenien davant de casa era anomenat El somriure de la vida. L’avi, d’immediat, somrigué. El nen, estranyat, no entenia la reacció del seu avi, al qual li demanà que li expliqués l’origen d’aquell nom i d’aquell somriure. L’avi, encara somrient, li va dir que li explicaria la llegenda que corria al voltant d’aquell arbre, i només així entendria el perquè d’aquell somriure.

El nét, impacient per escoltar la història, es posà els punys sota la barbeta moments abans que l’avi comencés a desxifrar l’enigma:

Diuen els savis que fa uns tres segles va arribar a la comarca una gran sequera, degut a que no va ploure en un any. Els habitants van començar a veure perillar, primer, les seves collites i, després, les seves vides. La naturalesa que rodejava des de sempre al poble anava desapareixent poc a poc. Els animals, mancats d’aigua, morien un darrere l’altre, de manera que tot el que abans era una estora verda i frondosa s’havia convertit en un desert sense vida. Els habitants cada dia anaven perdent més l’esperança, ja que semblava impossible que un gran diluvi els salvés del desastre. I on primer es perceberen els efectes devastadors que aquesta sequera destructiva tenia en l’home era als rostres de cada un dels individus que estaven patint la tràgedia. Els somriures ja només eren un simple record. Les cares pàl.lides i tristes acompanyades de llàgrimes regnaven en un poble sense ànima ni quasi bé vida. Cada dia els hi costava més, a cada un d’ells, buscar una raó per seguir vivint. Però un dia va succeir un fet meravellós i imprevisible. Un fet que ens dóna sentit avui dia a tu i a mi. Diuen que quan els habitants del poble ja estaven més a prop de la mort que de la vida, un noi del poble, en aquell mateix lloc on està situat l’arbre, va veure un núvol que s’apropava a la comarca. Un núvol molt negre, tant, que semblava que podia portar pluja. Aquell núvol, que mai va exisitir, va provocar en el noi un somriure, un somriure que li causà una llàgrima, una llàgrima que va caure a terra. I un mes després d’allò, i en aquell mateix lloc, va començar a germinar un arbre. Un arbre que omplí de llàgrimes als habitants del poble, unes llàgrimes de felicitat, precedides de somriures, que allà on caieren germinaren un nou arbre. I així, diuen que, somriure a somriure i llàgrima a llàgrima, aquell desert mortífer va tornar a ser per sempre més i fins al dia d’avui una estora verda plena de vida.

El nen es quedà un minut pensatiu i s’apropà a acariciar l’arbre. Instants després li preguntà a l’avi: “No entenc una cosa. Per què el nen somriu i plora de felicitat si el núvol no existia?

L’avi, que es fera la mateixa pregunta quan el seu avi li explicà la història li contestà: “Perquè aquell núvol era l’esperança...l’esperança que ja només tenia aquell noi en tota la comarca. Una esperança que es reflectia en el seu somriure, un somriure que es plasmava en cada llàgrima, cada llàgrima de felicitat”.

El nen, conclugué: “Per tant, afrontar els problemes amb esperança és l’únic que ens pot fer somriure en moments difícils, i així acabar plorant llàgrimes, no de tristesa, sino de felicitat.

Després, l’avi i el nét s’abraçaren amb un somriure i una llàgrima en el rostre.

lunes, 16 de marzo de 2009

No te preguntes qué puede hacer la vida por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por ella

Desde Aristóteles, con su Ética para Nicómaco, hasta Will Smith, con En busca de la felicidad, el hombre lleva toda una vida intentando resolver el que yo considero el mayor misterio de la humanidad: ¿qué es la felicidad?

Instintivamente, cuando oímos la palabra felicidad solemos imaginarnos tumbados en una hamaca en el Caribe rodeados de la mejor compañía posible (que cada uno le ponga nombre a esa supuesta compañía). Este paraíso es la felicidad durante el medio minuto que nos permitimos soñar, pero luego la realidad es muy distinta. Y con ello no quiero decir que la felicidad no sea también dinero, o lujo u ocio, no. Todo ello son complementos de la felicidad, es decir, ítems que nos pueden ayudar a proyectarla (y, en ocasiones, pueden provocar un efecto contrario, según el uso que se haga de ello).

Lo que realmente es la felicidad es un estado interno agradable, tranquilo, de autorrealización. ¡Qué fácil es escribirlo, pensarán, pero qué complicado es alcanzar ese estado en muchas ocasiones, o en cantidad de años! De acuerdo, decir que la felicidad es estar simplemente bien es fácil de escribir y difícil de conseguir. Pero esa dificultad radica en un punto clave. Ese punto se llama existencia. Y por ella pasa nuestra felicidad.

Sin duda, todo hombre cuerdo reconoce que existe, pero no todo hombre acepta su existencia. Porque aceptar nuestra existencia es mirarnos y, luego, mirar a nuestro alrededor y vivir con aquello que esta vida nos ha dado. Quizás no me explique bien, y les sea más fácil entender este concepto de existencia si leen el libro El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, sin duda una obra maestra de la sicología. ¿Qué nos dice este libro? Pues que el primer paso para vivir es aceptar la vida que nos ha tocado vivir, léase, nuestra existencia.

Es posible que todavía no relacionen felicidad con existencia, pero el vínculo es muy estrecho. Y sino piensen porque un niño de un país subdesarrollado puede ser más feliz que un chico occidental rodeado de los mayores lujos. Seguramente, porque el primero acepte que ha de intentar disfrutar al máximo con lo que le rodea (afirma su existencia), mientras el segundo sigue pensando que todo lo que tiene es poco (niega su existencia).

Con este texto no busco resolver el mayor enigma de la humanidad, aquel que nos pasamos toda una vida intentando solucionar. Sólo quiero transmitir aquello que considero esencial, que es aceptarnos y aceptar lo que nos sucede. Por tanto, cuando tengan un problema, acéptenlo, no hay más, e intenten vivir con él hasta que se solucione. Pues como digo en el título del texto, no hay que esperar que la vida nos haga felices, sino que debemos hacer feliz nuestra vida; no la que deseamos, sino la que nos ha tocado vivir.

martes, 10 de marzo de 2009

Diálogos internos

R: ¿Por qué siempre me puteas?
P: ¿Cómo?
R: Sí, lo que oyes, que eres peor que el diablo.
P: Perdóname ángel celestial…
R: Es que siempre impides que todos conozcan mi versión.
P: Será que yo soy más atrayente que tú.
R: Sí, me jode reconocerlo, pero así es.
P: Entonces, ¿de qué te quejas?
R: Pues me quejo de que todos aquellos pocos que te abandonan y acaban apostando por mí, siempre, y siempre, terminan rechazándote y se alegran de haber venido a mí. Pero son pocos.
P: ¡Ja, ja!
R: ¿De qué te ríes sinvergüenza?
P: De que es gracioso, porque los muchos que se quedan conmigo siempre acaban rechazándome y se lamentan a cielo abierto no haber llegado hasta ti.
R: ¿Y por qué los retienes contigo?
P: Porque mientras están en mis manos parecen felices…
R: …¡no!, están cegados…
P: …y parece que no te necesitan…
R: ¿pero cuándo llega el final, qué sucede?
P: He aquí la cuestión. Me odian, me desprecian y desean haberte conocido antes.
R: ¿Qué concluyes, entonces?
P: Pues que soy un delicioso caramelo que atrapo en segundos, hago disfrutar por instantes y puedo matar para toda una vida.
R: ¿Y yo qué soy?
P: Aquel que siempre toma la decisión correcta. Aquel que se esconde tras de mí, o quizás aquel al que yo no dejo ver.
R: …así es…
P:…pero, por qué no reconocerlo, eres a la larga el que beneficia a todos.
R: ¿Te has dado cuenta de una cosa?
P: No, dime…
R: ¡Que te he hecho razonar!
P: Quizás todo consista en esto…en hacer razonar a la pasión.

(Lo que discutirían la razón y la pasión en cualquier instante, en cualquiera de nosotros...)

viernes, 6 de marzo de 2009

Caminem, doncs

Camina l’home per un fil prim, molt prim, que sovint té baix seu una xarxa en la que amortiguar els cops, tot i que en altres ocasions no hi és. És un fil que molts cops s’eixample, que es tensa, tot i que altres cops s’estrany i es debilita. Efectes que depenen de com un col·loca el peu en cada pas, de la confiança amb el que ho fa i de la sort, l’atzar o la divina fortuna que en aquell moment ens acompanya. És en tots aquests aspectes amb els que juga l’home mentre fa camí per un fil inestable que només ell pot convertir en estable. Perquè l’home no pot caure en el victimisme de pensar que tot falla per la seva mala sort, o per un vent que bufa en contra, no. L’home ha de saber controlar totes les causes que li siguin possibles fins el punt que pugui. Fins i tot l’atzar és controlable. No ell en sí, però sí en el sentit que podem jugar amb ell. Com també podem fer-ho amb aquests factors externs que, d'alguna manera, ve representat pel vent. Només nosaltres decidim quan debem donar un pas, quan debem aturar-nos o, per contra, quan és més propici realitzar un pas enrere.

Encara que no volguem, les persones avancem, sí o sí, en el fil. Tot i que ens aturem, sempre hi ha una força que ens empènyer a seguir endavant. Ara bé, la qüestió és com debem seguir endavant, com aprofitem cada pas, com hem aprofitat cada metre que hem deixat enrere. És per això que mai hem d’intentar estar massa aturats, perquè serà la pròpia força de la vida la que ens farà avançar, tot i que no ho haguem disfrutat aquells metres que deixem ja enrere.

¿I cal mirar abaix? ¿Per què no? L’home té el gran problema d’amagar-se dels problemas, de fer-los desaparèixer. Però l’escapisme no existeix en aquests casos. El problema és i serà allà abaix i només nosaltres decidim com superar-lo. Molts cops tindrem una xarxa, una ajuda que ens salvi; però en moltes altres ocasions, i sobretot com més avancem, més sols haurem d’afrontar algunes possibles caigudes. Veritablement, no cal mirar literalment el problema, ja que així només aconseguim que aquest s’apoderi de nosaltres. El que és necessari és reconeixe’l, captar-lo, convertir-lo en una cosa pròpia i decidir-se a solucionar-lo. I normalment aquesta solució sol ser un pas endavant. Només així podrem deixar-lo enrere.

I cada una d’aquestes accions ens van fent més forts. Tant, que arriba un moment que caminem sense adonarno’s, posant el peu sempre en la direcció encertada; de manera que aquesta maduresa ens permet centrar-nos en altres qüestions, com pot ser la d'evitar possibles caigudes.

Potser a molts els hi semblarà impossible poder caminar per un fil tan inestable en el que en qualsevol moment podem caure. Però, per no caure d'aquest fil, que és la vida, només cal saber les respostes exactes en cada moment, és a dir, en cada pas. I sempre les respostes les trobarem en passos anteriors o vivències passades. Perquè, com ens diu Slumdog Millionaire, el camí que hem de seguir a la vida està escrit. Caminem, doncs.