jueves, 25 de febrero de 2010

El lenguaje de la verdad

Las palabras son una bonita melodía al viento, el tacto una suave pero fría lana, y la mirada una profunda flecha de verdad. No hay ningún otro acto ni tipo de declaración que pueda superar el poder y la atracción de la mirada. En ella, los ojos lanzan un dardo envenenado hacia el otro, que ni las palabras pueden igualar. Ya lo decía Shakespeare: “las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón”. El lenguaje limpio, sin trampas, el que nunca está manipulado…La mirada es capaz de descifrar cualquier código de amor o de verdad.

Nuestra mirada es incontrolable, va desde el corazón a los ojos a la misma velocidad en la que uno ya se ha dado cuenta que ha dicho un “te quiero” sin quererlo. Fugaz, irracional, pero muy pura. Así es la mirada. El primer acto de fe, de amor, de verdad…el primer beso. Inexistente si uno la fuerza, incalculablemente peligrosa si uno la intenta controlar.

¿Se pierden las miradas? No, la mirada es receptiva, el otro siempre la siente. ¿O acaso no duele una flecha? Duele tanto como una mirada que no quiere ser entendida…por miedo, por orgullo…¡qué más da! Este es el lenguaje que más sinceras verdades dice, que nunca miente, pero el que el humano menos entiende. Perdonen, el que menos queremos entender. Miren, entenderán.

jueves, 18 de febrero de 2010

El origen de la escritura

Hace mucho tiempo que no escribo, pero todavía hace más que no sé por qué no escribo.

Aparentemente, el arte de escribir es un monólogo en forma de palabras que luego cada cual decidirá leer a su manera. Pero las apariencias engañan. Al contrario de lo que se cree, la escritura no es ningún monólogo, sino un diálogo entre la razón y el corazón del escritor, del cual, posteriormente el lector será un simple cómplice de la escena.

Cada palabra, cada metáfora que plasma el escritor en su papel, cada una de ellas, es todo aquello que el corazón piensa. Las palabras son ideas que el escritor guarda en su alma y las expresa mediante la razón buscando lo bello, lo sublime; es decir, el corazón de los lectores.

Este es el proceso artístico de la escritura. Un camino que empieza en lo más profundo del corazón, para que luego la razón lo transmita a otros corazones, habiendo entre medio un diálogo entre la pasión y la razón del escritor que, si se resuelve positivamente, suele encontrar un equilibrio entre ambas.

Dicen que para entendernos, para entender, hay que llegar al origen. Por eso he querido conocer el principio de la escritura. Deduzco entonces, que la causa de mi problema radicaba en el corazón, que había dejado huérfana a la razón en un diálogo que, por el contrario, se había convertido en un simple monólogo racional.

Quizás hoy ha vuelto mi corazón. Quizás por eso, hoy he vuelto a escribir.